SWL.

SWL.

Tierra Fundida

38291 Los Baldíos, San Cristóbal de la Laguna (Tenerife, Islas Canarias)

tierrafundida.es
Tierra Fundida

Nuevo y pequeño proyecto familiar en Tenerife que muestra el lado más esforzado de la viticultura en las islas. Detrás están los enólogos Loreto Pancorbo y Gabriel Morales. Ella, una riojana con vendimias en Napa y Nueva Zelanda que en 2009 acabó recalando en una cooperativa en San Miguel de Abona y descubrió un mundo en el que todo estaba por hacer. “Esto es un universo de climas, orientaciones, suelos, variedades… Todo el día estás aprendiendo, es increíble la diversidad que hay aquí”, señala. Su marido, Gabriel, es canario, tiene una empresa de servicios vitivinícolas, asesora a un par de bodegas y gestiona bastantes hectáreas de viñedo.

A medida que la familia crecía rápidamente (tres niños en tres años) y con Gabriel arrendando cada vez más parcelas (la crisis de finales de los 2000 llevó al abandono de muchas viñas por los bajos precios de la uva), se plantearon iniciar su propio proyecto sacando partido de la amplitud de espacios derivada de su ubicación en mitad del campo, cerca de San Cristóbal de La Laguna, donde tienen su propia huerta, algunos animales y ahora también una bodega-vivienda. “Intentamos vivir de manera sostenible”, señala Loreto.

Decidieron no tener maquinaria por el alto coste y porque les pareció más seguro dada la corta edad de los niños y el hecho de que la bodega es una habitación más de la casa. De momento, usan la gravedad para trasegar y no tienen despalilladora, así que trabajan los tintos con raspón. De las 30.000 botellas que tienen capacidad de producir con las viñas propias y arrendadas, han arrancado con unas 5.000. Las tareas están bien repartidas: Gabriel se encarga del campo y Loreto de la bodega.

El viñedo se reparte entre Tacoronte y la zona de Los Realejos en el Valle de la Orotava, donde tienen algo menos de dos hectáreas con 95% de variedades blancas, entre ellas la finca Cercado del Pino, de la familia de Gabriel, que es casi todo listán blanco con algo de albillo criollo y verdello. En las parcelas arrendadas de Los Topes manda el albillo criollo con algo de gual y vijariego negro. En Tacoronte cultivan una finca pequeña solo de negramoll (Fray Diego), además de la finca de los Marqueses con listán negro, baboso y castellana negra y la del Adelantado, donde además de esas tres variedades hay algo de negramoll. La baboso no la elaboran porque recogen muy pocos kilos y la venden a otro productor.

Los primeros vinos salieron al mercado en octubre de 2019 y puede decirse que el proyecto arranca oficialmente con la añada 2018. Trabajan con hormigón y barricas de roble viejas para realizar fermentaciones espontáneas y criar, y han empezado a usar ánforas de barro sin revestir que adquieren al artesano catalán Carles Llarch. Loreto cree que el barro funciona muy bien con los vinos canarios porque son muy reductivos y permite que se abran más; en el caso de los blancos además ha constatado que son más efectivas si se trabaja con pieles.

Arrancan con dos etiquetas básicas, un blanco y un tinto bajo el nombre Tierra Fundida, ambos en el entorno de los €23 en España, que acompañarán de microvinificaciones especiales en un rango de precio superior (€35) de las que hasta la fecha se ha hecho un blanco de verdello y dos tinto. De momento el tinto básico es el único acogido a denominación y se enmarca dentro de la DO Tacoronte. Envejece unos cinco meses en barricas usadas de roble francés, un par de meses en hormigón y también pasa por ánfora. Es una combinación de listán negro (responsable para Loreto de ese carácter salvaje que recuerda al fósforo y las especias), negramoll (aporta acidez) y castellana, que da el tanino que le falta a la listán.

El blanco combina listán blanco prensado con racimoso enteros y fermentado en cemento con albillo criollo, que se despalilla, pisa y fermenta con sus pieles en ánfora donde pasa 40 días. Tras el prensado, se hace el coupage y el vino envejece en hormigón hasta el embotellado en julio.