Bodegas Bhilar & Eterea Kripan · Rioja Alavesa | Spanish Wine Lover

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BODEGAS

David Sampedro se considera ante todo viticultor y eso es algo que se nota. Conoce bien sus viñedos y las características de los suelos sobre los que se asientan en los alrededores de Elvillar, una de las zonas más elevadas de Rioja Alavesa. Por filosofía y convicción, cultiva en orgánico desde que se instaló por su cuenta en 2006 y está en proceso de obtener la certificación biodinámica Demeter.

De momento obtiene rendimientos de entre 3.000-3.500 kg/hectárea (muy inferiores a los establecidos por la DOCa Rioja) y solo trata sus viñas con azufre y suero de leche, aunque eso le haya granjeado la fama entre algunos de sus paisanos de ser “el peor viticultor del pueblo”. Es la eterna disputa entre las nuevas formas de los jóvenes y el conservadurismo de los viejos, aunque irónicamente es David quien, con sus conocimientos de enología, apuesta ahora por volver a hacer las cosas que hacía por intuición su abuelo viticultor.

Tras un par de años de burocracia y dificultades para obtener los permisos administrativos necesarios, David consiguió construir una pequeña pero eficiente bodega en las afueras de Elvillar rodeada de viñedo junto a su casa y con unas vistas espectaculares de la Sierra Cantabria y el paisaje riojano. Alimentada únicamente por energía solar -aparte de un generador de gasoil para algún trabajo específico y emergencias- cuenta con depósitos de hormigón y tinas de varios tamaños además de barricas de 500 litros de roble francés y otras bordelesas.

En sus viñas, trabajadas con caballos, cultiva exclusivamente variedades autóctonas que producen una interesante gama de vinos de indiscutible personalidad, la mayoría vinificados con raspón y con extracciones suaves.

Bodegas Bhilar (una adaptación de Elvillar en euskera) engloba su producción de Rioja, con referencias que no superan individualmente las 10.000 botellas. Lágrimas de Graciano (6 €) es el único monovarietal de la gama y pasa 12 meses en depósito. Está elaborado con uvas compradas, igual que una parte de Bhilar Plots (11€), un vino de pueblo con predominio de Tempranillo fresco y mineral con 16 meses en barricas de 225 y 500 litros. Aunque parte de las viñas no pertenecen al proyecto, el proveedor solo las trata con azufre y transporta las uvas vendimiadas en tractor pequeño. Phincas (70% Tempranillo, 15% Graciano, 10% Garnacha y 5% Viura, 17 €) sigue la filosofía de un vino de parcela clásico de Rioja y se muestra complejo, con aromas de frutos negros frescos y tanino pulido y elegante.

Phinca Abejera es un vino de finca que no deja a nadie indiferente. La mezcla de Tempranillo y Graciano (40% de cada) y una pincelada de Garnacha y Viura (10% cada una) procedentes de una finca con orientación a poniente y suelos calcáreos producen una nariz tremendamente sugerente, con aromas a lavanda y camomila en la añada 2013 actual (otros años destaca más el romero) y gran viveza en boca (2.000 botellas, 32 €). Phinca Lali (40 €) procede de una viña plantada en 1910 con variedades tintas y blancas y destaca por su sutileza en nariz y su profundidad en boca. En general, son vinos de larga vida, que aguantan muy bien el paso por botella.

Además de los tintos, elabora tres blancos: Thousand Mils (37 €) con uvas variadas -de ahí el nombre, que en inglés quiere decir “mil leches”, aunque Patentes y Marcas le obligó a cambiar el nombre porque no permite usar nombres de “alimentos”- de viñedos de 50-60 años de sus fincas Abejera y Lali; Bhilar Plots Blanco (11 €), su vino de pueblo y Phinca La Revilla Sexto Año (60 €). Para Sampedro, este último, que antes se llamaba Terca y es casi 100% Viura, es su vino más especial. En homenaje a los vinos de antes de Rioja, Phinca La Revilla pasa seis años en barrica sin tocar pero no pierde ni frescura ni acidez y muestra una gran complejidad.

De las 9,5 hectáreas que componen el proyecto, 3,5 pertenecen a Melanie Hickman, la mujer de David. Nacida en Ohio pero muy vinculada a Hawaii, donde residió durante varios años, Melanie invirtió los ahorros que tenía para la jubilación en fincas en la comarca de las que produce cuatro vinos bajo la marca Etérea Kripan.

San Julián es un tinto de la finca del mismo nombre, una preciosa viña vieja en pendiente y con orientación este que solo se puede trabajar con animales. El vino, fermentado con raspón en barrica de 500 litros para pasar después a barrica de 225, tiene un perfil de fruta muy puro y con notas refinadas y elegantes y vuelve a ese estilo de Rioja más clásico. Los otros dos vinos -un tinto mineral y vertical y un blanco de gran personalidad- provienen del paraje de Santa Engracia, una viña en la parte alta de Elvillar, en las faldas de la Sierra Cantabria. Ambos se llaman Hapa, en homenaje al perro que Melanie tuvo durante casi todos los años que vivió en Hawaii y que murió poco antes de que se mudara a vivir a Rioja. Esta historia y muchas otras de su vida con David Sampedro se pueden leer -en inglés- en su ameno libro Struggling Vines, que publicó en 2016.

Su último lanzamiento en Carrakripan (2.200 botellas, 55 €), un blanco con predominio de viura más algo de malvasia y garnacha blanca fermentado con pieles de un viñedo de más de 50 años y a más de 600 metros en Kripan. Complejo, fresco y salino, es el primer vino certificado por Demeter en Rioja Alavesa. Preocupada por la gestión responsable de la tierra, Melanie ha adquirido recientemente una parcela de 3,4 hectáreas a 900 metros de altitud en el término de Kripan donde busca crear un oasis de biodiversidad plantando lavanda, árboles frutales y encinas y en un futuro próximo, viñedo.

Inquieto y con talento, David Sampedro no se limita a su propio viñedo riojano. Bajo el nombre de DSG Vineyards produce vinos en varias zonas vitivinícolas que comparten un común denominador: variedades indígenas de cada zona, intervención mínima y vinos que expresen el terruño en el que han nacido. A Navarra llegó por casualidad, acompañando al enólogo australiano Dan Standish, pero le cautivaron los viñedos viejos de garnacha en las laderas y barrancos de San Martín de Unx. En las instalaciones de la cooperativa elabora Lágrimas de Garnacha, un tinto fresco y con buena fruta perfecto para el día a día, y Pasolasmonjas (11 €), un vino perfumado y mineral con dos años de barrica.

En la sierra de Francia, en suelos graníticos y de pizarra al sur de la provincia de Salamanca, elabora dos vinos con la variedad Rufete y nombres de cuento: Phinca Encanto (20 €) un tinto elegante y mineral que recuerda a una Pinot Noir mediterránea (se cree que la Rufete es una mutación de esta uva); y Phinca Durmiente (38 €), elaborado con la minoritaria Rufete Blanco, de la que quedan pocas viñas y están dispersas, por lo que requiere un gran trabajo de selección.

En Galicia elabora Costa de Santa Mariña, un albariño con 24 meses sobre sus lías en barricas pequeñas y algo de velo de flor, proveniente de la viña del mismo nombre en el Valle del Salnés, y Shanela (11 €), un albariño salino y mineral criado en sus lías durante 16 meses y de la misma procedencia. Las vistas al océano Atlántico desde la parcela dan origen al nombre (xanela es ventana en gallego), aunque con la grafía adaptada para el mercado americano. Así suena a Shakira, y eso, según el amigo gallego que se lo sugirió, no puede ser malo.

VINOS CATADOS DE ESTA BODEGA

Pasolasmonjas 2011 Tinto
El Sueño de Bruno 2011 Tinto
Phinca Encanto 2011 Tinto
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