Situada en San Martín de Valdeiglesias, en la vertiente madrileña de la Sierra de Gredos, y fundada por el abogado, sociólogo y empresario J. Fernando Cornejo, la bodega forma parte del grupo Alma Carraovejas desde 2021. La progresión de la gama de vinos desde su creación en la década de los 2000 ha sido especialmente notable gracias a la labor del enólogo Fernando García, que es también uno de los dos socios de Comando G.
El espíritu de distintas parcelas de viñas de montaña que se reparten fundamentalmente entre los municipios de San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de la Presa está latente en todos los vinos de la bodega, tanto los tintos apoyados en la garnacha como los blancos de albillo real. La syrah, que tenía inicialmente una presencia mayor, desaparece para evitar las notas de fruta confitada un tanto pesadas que parecían estar reñidas con los toques florales, de fruta roja, y sensaciones muy terrosas y minerales de la mayoría de los vinos.
La bodega trabaja con 25 hectáreas de viñedos en vaso y secano de más de 50 años, situados en colinas y laderas (650 a 850 metros), casi siempre sobre suelos graníticos. Son cuatro parajes principales: Marañones, Andrinoso, Peña Cruzada y Dehesa. Por su pronunciada pendiente y estrecho marco de plantación algunas parcelas se han de arar con mulas.
Se vinifica por separado, con levaduras autóctonas y en los tintos con raspón, y se utilizan barricas usadas de roble francés de gran formato (500 a 700 litros) y foudres para la crianza.
La gama de vinos, todos ellos de producciones muy reducidas, está estructurada de acuerdo con criterios borgoñones en vinos de comarca, vinos de paraje y vinos de parcela. El primer escalón está integrado por el tinto 30.000 Maravedíes (12.000 botellas, 13 €), una excelente puerta de entrada a la garnacha de San Martín de Valdeiglesias, y el blanco Picarana (10.000 botellas, 15 €) que hace lo propio con la albillo real, una variedad que se suele comportar mejor en años secos.
El tinto de paraje Marañones (11.000 botellas, 18 €) se elabora con pequeñas viñas de garnacha de 50 a 70 años cultivadas en la finca del mismo nombre a más de 800 metros de altitud. La gama se completa con tres parcelarios que no suelen superar las 2.000 botellas. Los tintos Labros y Peña Caballera, en el entorno de los 35 € y el blanco Pies Descalzos (24 €), con una salinidad muy particular y buena capacidad de desarrollo en botella.