Se integra en el gran grupo riojano Barón de Ley, que incluye a una de las bodegas de mayor producción de la denominación, El Coto de Rioja, así como Finca Museum en Cigales y Bodegas Máximo que elabora vinos de mesa y monovarietales bajo el paraguas VT Castilla. El presidente de grupo, Eduardo Santos-Ruiz controla el 90% de las acciones del grupo.
La bodega Barón de Ley está ubicada en Mendavia, dentro de la aún bastante desconocida vertiente navarra de la DOCa. Rioja. Fundada en 1985 con la idea de crear una bodega de concepto château, se asienta en la finca de Imaz donde inicialmente se plantaron 90 hectáreas de viñedo y cuyo principal atractivo era un monasterio benedictino del siglo XVI que se restauró completamente para convertirse en sede del grupo. Los primeros vinos salieron al mercado a comienzos de los noventa, con la producción centrada en reservas y grandes reservas. Hoy en día, se elaboran unos 4,6 millones de botellas y su presencia es muy potente tanto en la hostelería española como en el mercado exterior. De hecho, el 7,95% de todos las exportaciones de vinos reserva de Rioja son de Barón de Ley, mientras que el 6,30% de todas las botellas de Gran Reserva en el mundo salen de la bodega de Mendavia.
Desde comienzos del siglo XXI, el grupo ha apostado mucho por la compra y plantación de nuevos viñedos hasta superar las 600 hectáreas en Rioja Alta y Rioja Oriental. Poseen el viñedo más grande de la DOCa (Los Almendros, 300 ha en Ausejo) y fincas como Carboneras, en el valle de Ocón (Tudelilla) a 850 metros de altitud, que permiten obtener mayor frescura en la latitud de clara influencia mediterránea donde opera Barón de Ley. En Arenzana, en el Alto Najerilla, también tienen una presencia importante con más de 230 ha de garnacha, viura y tempranillo, muchas de ellas plantadas en fincas en altura y con más de 60 años. El resto están en Cenicero, donde hay algunos tempranillos viejos, y Mendavia.
Hay también una apuesta clara por trabajar con variedades minoritarias como la maturana tinta y las uvas blancas. El grupo cuenta con más de 250 hectáreas para explotar el potencial blanco de Rioja, incluidas nuevas plantaciones de garnacha blanca y maturana blanca en Rioja Oriental. La transformación gradual del viñedo a prácticas ecológicas ya está tímidamente en marcha con 40 ha de viña pero la idea de la bodega es ampliar esta cifra a 120 ha para 2025. A futuro, la idea es trabajar Los Almendros completamente en ecológico.
La llegada de Pablo Tascón como director técnico a Barón de Ley en 2019 ha dado un impulso a los blancos. El enólogo riojano, que trabajó previamente para Rafael Palacios, Pazos de Lusco y Dominio de Tares, también da importancia a las microelaboraciones (tienen más de 200, entre tintos y blancos, con distintos formatos de crianza) y a la búsqueda de la identidad de parcelas más especiales, principalmente en el Najerilla, una zona que Tascón conoce bien tras su paso por Nivarius. Este trabajo, que ahora mismo está criando en bodega, comenzará a ver la luz en 2023. Entre las nuevas elaboraciones se lanzarán un espumoso de Rioja blanc de noirs y varios viñedos singulares.
La gama de monovarietales, todos ellos en el entorno de los 10-12 € y con producciones de unas 20.000 botellas y 40.000 en el caso del Barón de Ley Graciano, incluye un Graciano bastante serio y equilibrado, una Garnacha tinta perfumada y balsámica procedente de clones franceses, una Garnacha Blanca con abundantes notas de hierbas y fruta blanca, y una Maturana que permite apreciar la potencia de color, concentración y estructura de esta uva que podría tener gran futuro en la denominación, sobre todo por su habilidad de combinar tanta intensidad con unos taninos especialmente amables.
Quizás por esto, desde la cosecha 2010, Barón de Ley Reserva (10 € en España) da un giro importante con la incorporación de maturana (7-10%) a su ensamblaje, lo que aporta color, una nueva consistencia frutal y profundidad.
Por arriba queda el Barón de Ley Gran Reserva (18 €), que recibe un aporte de graciano (5-6%), y el top Finca Monasterio (19 €), con su inconfundible y un tanto ostentosa etiqueta metálica dorada, que procede de las primeras viñas plantadas en torno al monasterio e incluye cabernet sauvignon en el ensamblaje dentro de la consideración de “experimental” que mantiene esta uva en la denominación riojana. Un vino, por cierto, con una evolución bastante interesante en botella a 8-10 años vista.
La gama Viñas incluye el blanco con barrica de viura, malvasía y garnacha blanca Tres Viñas, que evoluciona notablemente en botella, y el muy curioso y profundo Siete Viñas Tinto (unos 19 €), que se elabora con todas las variedades tradicionales de Rioja. La tempranillo fermenta con las blancas viura, malvasía y garnacha blanca y las graciano, mazuelo y garnacha lo hacen por separado. El diseño de estos nuevos vinos se ha realizado bajo la supervisión enológica de Gonzalo Rodríguez, que comenzó a asesorar a Barón de Ley a comienzos de los 2000 y que hoy en día continúa con su trabajo de apoyo a Tascón.
El último lanzamiento de la bodega es Martín Zurbano (130.000 botellas, 9 €), un tinto que lleva el nombre de un guerrillero y antiguo propietario de la finca y que se vende solo en España. Mezcla tempranillo de las parcelas en Cenicero y Mendavia y garnacha de Arenzana y se cría en barricas de roble americano y francés (25% nuevas) durante 12 meses. Presentado en botella borgoña y con un perfil amable y en el que predomina la fruta con un fondo cremoso de roble, es la primera incursión de Barón de Ley en la categoría de crianza con el objetivo de abrir nuevos mercados siempre con la idea de mantener la buena relación calidad precio de la casa.
Junto a la enorme nave de envejecimiento, la segunda más grande de Rioja con 30.000 barricas de 225 litros, Barón de Ley está inmersa en la ampliación de su botellero, que tendrá capacidad para 10 m de botellas, y en una nueva línea de embotellado y etiquetado.