José María Fraile, en áreas de gestión y comercialización, y Alicia Erayalar, enóloga, son dos profesionales del vino que habían coincidido en bodegas navarras como Palacio de la Vega y Príncipe de Viana. En 2003, con ayuda de familiares y amigos, decidieron crear un proyecto propio junto a un socio viticultor.
Tenían claro que querían una zona fría en la que elaborar vinos frescos y elegantes y el valle de Yerri, en la subzona de Tierra Estella, les pareció la mejor opción. Está enmarcado por las sierras de Urbasa y Andía que marcan el límite noroccidental de la DO Navarra y dista tan solo 50 kilómetros del Golfo de Bizkaia del que recibe una cierta influencia atlántica. Pese a que los efectos del cambio climático también se notan aquí, en una añada fría han llegado a vendimiar la cabernet un 2 de noviembre. Y las noches frescas durante el final del verano y el inicio del otoño permiten una maduración lenta de la uva.
En la actualidad cuentan con ocho hectáreas de viñedo arrendadas y trabajan con viticultores locales con los que hacen seguimiento todo el año. Por desgracia, la concentración parcelaria acometida en la mayoría de los municipios del valle ha ocasionado un retroceso importante de la viña. Y cada vez es más difícil encontrar esas viejas parcelas de garnacha que sobrevivieron al arranque porque sus propietarios las reservaron para hacer el vino de casa.
La garnacha es un nuevo foco de atención en esta bodega que arrancó centrada en la tempranillo, la cabernet sauvignon o la merlot, y que también valora el punto de fragancia y acidez que aporta una pequeña cantidad de graciano. En uvas blancas domina la viura.
En Tándem apuestan bastante por el trabajo en hormigón. A Alicia Erayalar le gustan los aromas que consigue con este material y la manera en que ayuda a reflejar los suelos. Cuando utilizan madera se decantan por barricas de 300 litros de capacidad.
Con un 80% de vino destinado a la exportación, Tándem produce unas 150.000 botellas anuales. La gama se inicia con los Casual Blanco y Rosado. El tinto más directo y frutal es Ars in Vitro (tempranillo con un poco de merlot, 6,50 € en España) y hay también una resultona versión de garnacha en hormigón, Inmune (7,50 €). Las experiencias con esta variedad continúan con Invoca (12,50 € en España, menos de 4,000 botellas), un tino especiado y mentolado que se elabora con pequeñas parcelas de Tierra Estella y Valdizarbe de unos 40 años de edad y suelos franco-arcillosos; y el más evocador y fragante Incólume (30 €, unas 1.200 botellas), que procede de dos viñas muy viejas del valle de Yerri situadas a unos 700 metros de altitud sobre suelos calcáreos.
El resto de vinos se apoyan en la tempranillo y en variedades internacionales como la cabernet y la merlot. Si las tres están presentes en Ars Nova (10,50 €), un tinto con una crianza de 24 meses en hormigón y seis en barrica de roble, Ars Mácula (15,75 €) es una mezcla al 50% de cabernet y merlot con el mismo tiempo en hormigón y 18 meses en roble francés. El perfil es claramente bordelés, con notas frescas y una maduración bastante moderada acorde con la climatología de la zona. Por último, Ars Memoria (32 €) es un cabernet con 18 meses de crianza en roble francés de 300 litros.