Proyecto iniciado en 2008 por el enólogo Juan Vicente Alcañiz y el restaurador Jesús Romero en Rubielos de Mora (Teruel, Aragón), municipio del piedemonte de la Serranía de Gúdar no muy lejos de la frontera con la Comunidad Valenciana. Si los lazos familiares de ambos con este lugar les animaron a recuperar la tradición vitícola perdida, el contexto de cambio climático pintaba un marco favorable para plantaciones a gran altitud y aquí el viñedo raya los 1.000 metros. Desde la cosecha 2022, Alcañiz, que en su día a día trabaja como director técnico de Bodegas San Alejandro en Calatayud, lidera el proyecto en solitario.
La primera plantación se realizó en 2008 a 980 metros de altitud en el paraje de La Ermita de los Mártires. Es una zona extrema de clima continental muy seco, con gran presión de la fauna y elevado riesgo de granizo, por lo que los viñedos están vallados y cuentan con mallas antigranizo. En la actualidad, cultivan cinco hectáreas de forma manual con dominio de la garnacha (3,5 hectáreas) e idéntica superficie de tempranillo y syrah.
Posteriormente se han incorporado cinco hectáreas más de proveedores de los municipios de San Miguel del Río y Báguena, situados a más de 140 kilómetros de distancia en el extremo noroeste de la provincia y ligeramente al norte de Calamocha. Esta zona, que podría describirse como la prolongación de Calatayud hacia la provincia de Teruel, tuvo en tiempos una gran tradición vitícola. Sin embargo, tras la desaparición paulatina de las cooperativas, la mayoría de las uvas acaban en bodegas de Calatayud que las utilizan para elaborar vinos de varietales que se comercializan fuera de DO.
El mayor interés aquí son los viñedos en vaso de secano de garnacha. La parcela más importante, de tres hectáreas, ocupa una suave ladera y está registrada en 1955. La parte más alta, de suelos pedregosos y de pizarra, y perfil más aromático y afilado se destina al top de gama La Viña de Báguena (unas 1.000 botellas, 25 € en España). En total es raro el año que sacan más de 6.000 kilos de la parcela. Es un vino ligeramente abierto de color, delicado y con la profundidad y persistencia que aportan las viñas viejas.
Por debajo están Rubus (17.000 botellas, 8 € en España), un coupage de 70% garnacha y 30% tempranillo de los viñedos de Rubielos de Mora que pasa entre cuatro y cinco meses en cemento y está marcado por el carácter herbal y la fruta roja de la altura. Y Rubus Quercus (8.000 botellas, 12 €) que desde la añada 2020 ha pasado de ser un coupage de las dos zonas a elaborarse exclusivamente con uvas de Báguena. Es fundamentalmente garnacha, pero con una aportación importante de miguel de arco, una variedad local que aporta buena frescura y acidez. La producción total de la bodega se sitúa en torno a las 30.000 botellas.