Este proyecto reúne a cuatro personajes que tienen lazos muy estrechos con la Sierra de Salamanca, una de las regiones vinícolas más húmedas y montañosas de Castilla y Léon, situada en su extremo sur, prácticamente en la frontera con Extremadura y muy cerca de Portugal. Son César Ruiz, de la importadora Alma Vinos Únicos y la tienda madrileña La Tintorería, quien ya participó en un pequeño proyecto en la zona llamado Mandrágora Vinos de Pueblo, el viticultor local Bosi Jiménez, el enólogo Alberto Martín, con larga experiencia en la región y Miquel Udina, antiguo director técnico de la DO Sierra de Salamanca.
Las elaboraciones se iniciaron en 2017 bajo el paraguas de VT Castilla y León, pero el grupo anuncia que los vinos llevarán ya la contraetiqueta de DOP Sierra de Salamanca a partir de la cosecha 2022, además del sello de vino ecológico. La base de casi todos los vinos es la rufete, la variedad tinta local por excelencia que se caracteriza por sus notas florales y de fruta roja crujiente y que refleja muy bien el contraste de suelos graníticos y pizarrosos de la región. Además, trabajan con uvas minoritarias como la rufete blanco o la calabrés, que es el nombre que recibe la garnacha en esta zona.
Con 12 hectáreas de viñedo en propiedad, la mayor parte corresponde a pequeñas parcelas en bancales con cepas viejas en vaso. En la zona de Molinillo existe una interesante excepción de suelo que se conoce como corneana y que es un tipo de pizarra de color negruzco particularmente dura.
Todos los vinos se elaboran con levaduras indígenas, fermentan en tanques, foudres o barricas con porcentajes variables de raspón y envejecen en barricas usadas de 300 y 500 litros durante 10-12 meses.
La estructura de la gama de vinos es de inspiración borgoñona. Elaboran un tinto regional de rufete, Ciclón (13.500 botellas, 11 € en España), con mezcla de suelos (granito, pizarra, corneana) y municipios (Miranda del Castañar, Garcibuey y Molinillo) y luego se centran en vinos parcelarios de producciones limitadas que rara vez superan las 1.000 botellas y que llevan los nombres de sus viñedos de origen.
La rufete es la base de Fuente Grulla (0,55 hectáreas plantadas en 1918 en Molinillo sobre suelo arcilloso de corneana a 850 metros de altitud y orientación sudeste, 20 €) y del top de gama Renvivas (42 €). Este último se elabora a partir de una parcela de menos de media hectárea situada en Miranda del Castañar y plantada en 1930 en una empinada ladera. En esta zona de transición entre granito y pizarra, la rufete expresa su cara más refinada y aromática.
Existe también el fresco y herbal El Canchorral (25 €), un field blend elaborado a partir de una viña de Monforte de la Sierra, la zona más lluviosa de la región (puede superar los 1.400 mm) y a 900 metros de altitud. Domina la rufete pero hay también tempranillo, calabrés (garnacha), bastardo (trousseau) y un 30% de uva blanca. Este se elabora 100% con raspón y la idea es mantenerlo fuera de la DOP.
Con otras variedades encontramos La Pivonera (25 €), a partir de uno de los pocos viñedos antiguos puros de calabrés (garnacha), plantado en 1920 a 800 metros sobre suelo granítico; y El Helechal (20 €), su único viñedo joven como parte del movimiento de recuperación de la rufete blanco en la zona. Está situado en Garcibuey en una pendiente del 40% sobre suelos de pizarra. El vino tiene algo de contacto con pieles, notas balsámicas y melosas y un paladar marcadamente untuoso.