Parte del grupo Pérez Barquero, Gracia Hermanos fue fundada en los años cincuenta. El perito químico Francisco Gracia Naranjo quiso aprovechar el esplendor que vivía Montilla en esos años y creció rápidamente incorporando viñedos y vinos, y configurando el negocio como sociedad anónima. Especialmente significativa fue la compra del fondo de comercio de Bodegas Baena Panadero en 1964 que le reportaría una de sus marcas actuales más famosas: María Del Valle, relanzada como Solera Fina en los años setenta. El nombre, por cierto, era el de la hija del propietario Miguel Baena Morón.
La prematura muerte de Gracia Naranjo en 1974 llevó a Rafael Córdoba García a hacerse cargo de la dirección, lo que le permitió conocer la casa en profundidad y, junto con Pepe Jiménez, experto con fama de nariz privilegiada, decidirse a alargar el soleraje de María del Valle incorporando vinos viejos escogidos de cosecheros y almacenistas de la zona de Moriles Altos. Con el tiempo, Córdoba acabaría siendo el presidente del grupo Pérez Barquero.
En la actualidad, el grupo Pérez Barquero se completa con las firmas Tomás García y Compañía Vinícola del Sur. El viñedo se gestiona de forma conjunta. Son 140 hectáreas propias en las dos zonas de calidad de la denominación, Sierra de Montilla y Moriles Altos, además de otras 70 hectáreas en Santaella, en la zona de Aguilar de la Frontera; y unas 400 hectáreas de proveedores, aunque las marcas más importantes se alimentan de las viñas propias.
La ubicación actual de Gracia Hermanos, junto a la estación de tren, data de principios de los setenta. Cuenta con su propio lagar de elaboración con depósitos de acero inoxidable, unas 5.000 botas viejas de roble americano y 100 toneles de 1.500 litros de capacidad. La producción media anual gira en torno al millón y medio de botellas.
Comercialmente, Gracia Hermanos es independiente de Pérez Barquero y cuenta con su propia red de distribución. El 75% de las ventas se concentran en el mercado nacional y el resto se destina a exportación donde cuenta también con sus propios importadores.
Los dos vinos más populares de la casa son Viñaverde (unos 5 €), el pionero de los blancos jóvenes y afrutados de Andalucía que se lanzó en la cosecha 1983, y el Fino Corredera, que la firma se enorgullece de presentarlo como el fino más vendido de España, y es un fijo asequible en el lineal del supermercado.
Los amantes de los vinos generosos deben buscar el emblemático Solera Fina María del Valle (10,50 € la botella de 75 cl.), un fino que empezó con ocho años de crianza bajo velo de flor, pero que se acerca ya a los 10 años. Se hacen sacas limitadas de 600 botellas en rama (12,50 € la botella de 37,5 cl.) y desde hace poco también se elabora en formato en mágnum. Para muchos, mantiene el estilo más potente y tan apto para largas crianzas de Moriles Altos que está en el origen de la solera, aunque en la práctica se rocía con mostos de las dos zonas de calidad superior de la DO: Moriles Altos y Sierra de Montilla. A la solera, de 66 botas, le preceden seis criaderas. Todas las botas son viejas, fabricadas hace más de 50 años con grosores de duela más anchos de lo habitual (es lo que se denomina “cabeza de toro”) que son particularmente adecuados para envejecimientos prolongados.
Los generosos viejos se agrupan bajo la marca Tauromaquia, que acaba de cambiar su presentación a una imagen más sobria en botellas de 50 cl. Con más de 25 años de vejez, el amontillado y el oloroso llevan el indicativo de “Viejísimo”, mientras que el PX se enmarca en la categoría “superior” al proceder únicamente de mosto de uva pasificada de pedro ximénez y de alcohol. Los precios de estos tres vinos se sitúan en torno a los 23 €.
En agosto de 2021, la bodega lanzó una edición única de Montearruit Amontillado Viejísimo, una marca de la que se hicieron sacas puntuales de unos 30 años de vejez media hasta hace 25 años, pero de la que ahora se embotella la bota solera (o bota 1/1) con 75 años de crianza. Se trata de una edición limitada para coleccionistas: 1.080 botellas 37.5 cl. a un precio de 250 €. El lanzamiento coincide con el centenario del asedio de Monte Arruit, un terrible episodio de la guerra del Rif en el que el teniente José Gracia Benítez, padre del fundador de la bodega, consiguió salvar la vida y que su hijo, a modo de homenaje, convirtió en marca.
Como muchas otras firmas de la zona, Gracia Hermanos también elabora brandy y vermut. La bodega no está abierta al enoturismo, pero sí ofrece la posibilidad de celebrar eventos.