Astobiza es una de las bodegas impulsoras de la DO Arabako Txakolina, la más joven de las tres denominaciones vascas centradas en la producción de txakoli. Tras una infancia llena de recuerdos en la viña, el empresario de la construcción Xabier Abando quiso cumplir el deseo de su padre y de su abuelo de hacer un gran vino con las uvas que allá por los años 40 cultivaban en Artxanda, uno de los montes que delimitan la ciudad de Bilbao.
Encontró el lugar adecuado para ello en Okondo, un pequeño municipio situado a unos 30 kilómetros al suroeste de Bilbao en la provincia de Álava. Tras adquirir el caserío Astobiza y las tierras circundantes inició la plantación del viñedo en 1996. Las primeras elaboraciones se hicieron en instalaciones de terceros, pero en 2007 se edificó una bodega propia junto al caserío. Desde los inicios, el proyecto ha estado asesorado por la enóloga vasca Ana Martín, con larga experiencia en las tres denominaciones de txakoli.
En la actualidad cuentan con 14 hectáreas en propiedad: siete en los alrededores de la bodega y otras siete más en las localidades cercanas de Olabezar (3 ha.) y Menagarai (4 ha.), todas ellas en el valle de Ayala, donde también compran uva a pequeños viticultores. En total, Astobiza procesa uva de unas 30 hectáreas. Las de su finca representan unas 50.000 botellas de producción, mientras que unas 40.000 se elaboran con uvas de proveedores. La distinción es importante porque Astobiza forma parte de la asociación Grandes Pagos de España, pero solo con la producción de la finca que rodea la bodega.
Esta propiedad está dividida en siete parcelas que se extienden por la ladera de la montaña hasta unos 280 metros de altitud y con pendientes máximas del 15%. Es un paraje aislado, con las viñas rodeadas por bosques de pinos y en menor medida eucaliptos, y asentadas en suelos arcillo-calcáreos con proporción variable de arena. Domina la variedad hondarrabi zuri (6 hectáreas), pero también cultivan algo de hondarrabi zuri zerratia y poco más de media hectárea de gros manseng (izkiriot handi en euskera). La filosofía en viña es trabajar de la manera más sostenible posible, sin herbicidas y minimizando los tratamientos. Toda la vendimia se realiza de forma manual.
En elaboración utilizan un macerador para prácticamente casi todas las uvas que entran en bodega; la fermentación se realiza en acero inoxidable. Trabajan con depósitos inertes para mantener la frescura de los vinos. Como es habitual en el txakoli, no se hacen malolácticas.
La gama de vinos de finca arranca con el blanco central Astobiza (10 €), hondarrabi zuri con un 10% de hondarrabi zuri zerratia. Malkoa (35 €, 6.500 botellas) es el txakoli parcelario de gama alta: un monovarietal de hondarrabi zuri concentrado y con final salino que se cría con lías en huevos de hormigón durante casi dos años. En preparación está una versión que acabará la crianza en barrica y que saldrá al mercado como Malkoa Colección Privada (la primera añada será 2017). Por último, Astobiza Vendimia Tardía (18 € la botella de 37,5 cl.) es un blanco naturalmente dulce elaborado con gros manseng. Por debajo de los 12% vol. y con 80 a 90 gramos de azúcar residual, resulta equilibrado, cítrico y nada pastoso, y confirma la vocación de la zona para trabajar esta categoría.
Otra etiqueta reseñable es el rosado (6.000 botellas, 12 €), que se elabora con idénticos porcentajes de uva blanca y tinta (hondarrabi zuri y hodarrabi beltza de fuera de la finca). Tras un breve paso por el macerador, ambas variedades fermentan conjuntamente sin que haya trabajo de lías. Es un producto que nació para el mercado americano y que se empezó a comercializar en España en la cosecha 2019.
Astobiza ha hecho gala de un packaging muy diferenciado con etiquetas bastante atrevidas para lo que es el sector del txakoli que busca resaltar el concepto hand made (hecho a mano). Además, se ha revelado como un productor inquieto con intereses más allá del vino. En parte se debe a que su gerente, Jon Zubeldia, que es yerno de Abando, fue cocinero antes que productor de vino. Se curtió en las cocinas del Hotel Lutecia de París y el Café de París de Biarritz, siguió en Echaurren (La Rioja), Sergi Arola o Paradores y hasta tuvo su tuvo su propio negocio, Zallo, en Cuzcurrita del Río Tirón en La Rioja. Mientras investiga en el mundo de la pimienta, ya ha lanzado una ginebra con mayoría de botánicos locales y un vermut blanco que se vende junto a una pequeña muestra de una versión tinta.
Los vinos están presentes en más de 20 países entre los que se encuentran Estados Unidos, Japón, Rusia, Países nórdicos o importadores tradicionales europeos.