Como miembro de la saga Palacios de Alfaro —es sobrina de Álvaro y Rafa y prima de Ricardo Pérez— Bárbara Palacios lleva la viticultura y el vino en la sangre, pero fue su inquietud por aprender y su trabajo en diversas regiones vinícolas del mundo lo que le llevó a crear su propia bodega y a elaborar Barbarot, un vino inusual en Rioja por su aporte de merlot como acompañante de la tempranillo.
De formación bordelesa y espíritu viajero, ha trabajado en bodegas tan reconocidas como Château Margaux, Château Pichon Longueville Baron en Médoc o Robert Mondavi en Napa así como en otras de Australia, Nueva Zelanda, Italia, Chile y Argentina. Toda esa experiencia se la trajo de vuelta a Rioja, donde comenzó a trabajar un viñedo comprado por su abuelo y plantado en 1989 por su padre, Antonio Palacios Muro, tras salir de Bodegas Palacios Remondo. “Quizás el menos mediático de los Palacios”, explica Bárbara, “pero toda su sabiduría y experiencia en el mundo del vino son un gran respaldo”.
A Antonio, los suelos arcillo-calcáreos y con pH bajo de esta preciosa finca a 500 metros de altitud en los Riscos de Bilibio en Haro le recordaron a los de Pomerol donde estudió, así que decidió cultivar tempranillo y merlot, aprovechando que la denominación había abierto la puerta a la plantación experimental de variedades bordelesas. Desde 2005 y con apoyo paterno, Bárbara se ocupa de la viña, que hoy en día se extiende sobre siete hectáreas en diferentes parcelas y que trabaja de la forma más sostenible posible, sin herbicidas, con la ayuda de Miguel Mato, un viticultor de San Vicente que también tiene caballos de labranza.
Una buena parte del tempranillo de la finca está plantado con un clon de tinta de toro, que madura antes y se acompasa con la merlot, pero en la zona más protegida tienen material de la colección de Roda. Aunque a la larga su idea es elaborar toda la uva que produce, de momento Bárbara vende aproximadamente unos 15.000 kg, que cosecha a máquina, y el resto, vendimiado a mano, se lo queda para elaborar los dos vinos que comercializa.
Barbarot (10.000 botellas, 22 €), un coupage de tempranillo y merlot con uva despalillada, es su primer vino. A Bárbara le gusta la combinación de acidez y estructura que proporcionan ambas variedades y que dan lugar a un vino con madurez, notas mentoladas y tanino amable de buena guarda.
La elaboración de Barbarot —una combinación de su nombre y el de Merlot, su variedad favorita y el nombre de su tranquilo Golden Retriever, mascota de la bodega— se hace en una nave alquilada en Briones donde tiene instalados los depósitos de acero inoxidable en los que fermenta el vino —con levaduras propias desde 2016— y cuya crianza se hace en barricas usadas de roble francés durante 16 meses.
Su segundo vino es Puppi (5.000 botellas, 12,50 €) que se elabora con las viñas más jóvenes de tempranillo (85%) además del merlot (15%) de San Felices y que tiene un agradable perfil fresco y de fruta roja con un fondo especiado y floral. Puppi pasa seis meses en barricas usadas de roble francés.
Bárbara Palacios, integrante del colectivo Rioja’n’Roll de productores independientes, sabe que todavía tiene mucho por hacer en estas tierras. En 2015 plantó una viña en Valtracones, también en la zona de Haro, y acaba de comenzar a trabajar con otro viñedo plantado en vaso en 1932 pero que ha estado descuidado durante mucho tiempo. Tampoco descarta elaborar blanco en un futuro no muy lejano.
