Parte del grupo Caballero, esta firma fundada en 1896 por José Ruiz-Berdejo es la única del Marco que elabora en sus tres principales ciudades: Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda.
Con una de las gamas más amplias del mercado, Lustau es especialmente fuerte en exportación a donde destina el 70% de su producción. De hecho, vende tanto en Nueva York como en toda España gracias a su participación en la importadora norteamericana Europvin.
La visita a sus bodegas del casco histórico de Jerez, a donde se trasladaron en 2001, es más que recomendable. El complejo, que había pertenecido a Harveys, ocupa unos 20.000 metros cuadrados y consta de siete bodegas edificadas en el siglo XIX entre las que destacan Los Arcos (14 metros de altura), Las Cruces, donde se cría el Fino Jarana, o La Campana, destinada a crianza oxidativa. Una de las antiguas calles del complejo se ha cerrado para albergar sus reservas más preciadas; es su particular “Sacristía”.
En la bodega Los Arcos envejecen las aproximadamente 2.500 botas del mítico fino La Ina que el grupo Caballero compró a Osborne en 2008. El traslado desde su ubicación anterior a tan solo tres kilómetros de distancia duró dos años y necesitó la colaboración de expertos microbiólogos de la Universidad de Cádiz para preservar el carácter de flor propia de este fino y evitar que entrara en conflicto con las levaduras del Fino Jarana.
Lustau produce unas 600.000 botellas al año divididas en cinco gamas principales. Las soleras familiares vienen a ser sus elaboraciones de siempre con casi todas las categorías clásicas del Marco: la manzanilla Papirusa, los finos de dos orígenes (Puerto, de El Puerto de Santa María y Jarana de Jerez), los amontillados Los Arcos y Escuadrilla, el palo cortado Península, el oloroso Don Nuño, los cream Capataz Andrés y Rare Cream Superior, el PX San Emilio y el conocido moscatel Emilín. Los precios en España oscilan entre los 10-11 € de finos, manzanillas y amontillado Los Arcos hasta los 18-20 € del palo cortado, el moscatel Emilín o el amontillado Escuadrilla.
La colección almacenista recopila elaboraciones de pequeños productores independientes destacando el nombre del bodeguero en la etiqueta como es el caso de Manuel Cuevas Jurado, José Luis González Obregón o Cayetano del Pino. En circunstancias normales, estos vinos se venderían a grandes bodegas y acabarían diluidas en mezclas. La gama, lanzada en los 80, fue idea de Rafael Balao, uno de los gestores más activos en la historia de la bodega, y se planteó como un homenaje al fundador, quien también operó como almacenista.
Siguen las llamadas especialidades que son fundamentalmente vinos dulces envejecidos como el East India Solera (18 €), los VORS de vejez superior a 30 años (se elaboran en versión amontillado, palo cortado, oloroso, pedro ximénez, entre 35 y 40 €) y tres elaboraciones con crianza biológica que se comercializan “en rama” (un fino del Puerto, otro de Jerez y una manzanilla, todos sin filtrar, entre 16 € y 20 €). Los singularísimos jereces de añada han quedado restringidos hasta hace poco a Reino Unido, pero se comercializarán por primera vez en España en la añada 2000.
En total son más de 40 vinos y además hay cuatro brandies de Jerez, dos vinagres y dos vermuts, uno rojo lanzado en 2016 a partir de una selección de vinos del enólogo Manuel Lozano y otro blanco de perfil más fresco e inmediato.
Tras la muerte del legendario Manuel Lozano en 2016, el testigo lo ha retomado Sergio Martínez, en la casa desde 2003 y que ya ha sido nombrado Mejor Enólogo Español en la edición 2017 de los premios IWC.
Con unos 10.000 visitantes al año, los aficionados que se acercan a Lustau pueden probar seis vinos por 15 € y llevarse una idea bastante clara de lo que son los vinos de Jerez. Para mejorar la experiencia está en preparación un Sherry bar y la renovación de la tienda de la bodega.
