Esta bodega situada muy cerca de Gernika es de las pocas apuestas del txakoli vizcaíno por el modelo château. Con algo más de 25 hectáreas de viñedo rodeando unas instalaciones pensadas para recibir visitantes, organizar reuniones de empresa y celebraciones y bodas, Berroja ofrece espectaculares vistas sobre la comarca del Urdaibai que fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1984.
Su propietario, José Ángel Carrero, originario de Gernika e ingeniero de montes en el Ayuntamiento de Bilbao, inició la plantación de viñedo alrededor del caserío que había comprado en 1982 para utilizar como vivienda de fin de semana con idea de participar en un proyecto cooperativo para impulsar el txakoli vasco. Pero finalmente decidió arrancar en solitario.
Carrero está especialmente satisfecho de las condiciones de la propiedad donde ya vive regularmente desde hace unos años: una colina con viñedos que se extienden por sus faldas sobre suelos que alternan margas calizas y arenosas; recibe el sol durante prácticamente todo el día y se libra de las nieblas que afectan a la zona del valle.
Pese a las dificultades para encontrar material vegetal de hondarrabi zuri a mediados de los noventa, ésta es la variedad mayoritaria en la finca junto a casi tres hectáreas de riesling, dos de hondarrabi zuri zerratia (petit courbu) y apenas 1.500 plantas de folle blanche. También ha plantado algo de hondarrabi beltza, pero considera que por su ciclo largo resulta especialmente difícil de madurar. También considera que la petit courbu tiene una maduración tardía que la hace menos atractiva en su propiedad. La riesling se destina al top Berroja, un txakoli pensado para envejecer y evolucionar en botella y del que Carrero realiza habitualmente catas verticales.
En la primera añada 2000 solo se elaboraron 900 botellas de la marca central Aguirrebeko (unos 8,5 € en España). En 2001 se edificó una bodega con capacidad para unas 180.000 botellas, aunque en un año medio se elaboran unas 110.000. La vinificación se trabaja por parcelas: hay nueve en producción y cinco más en fase de implantación que permitirán incrementar la producción en el futuro.
Si Aguirrebeko se apoya mayoritariamente en la hondarrabi zuri, Berroja (11 €, unas 8.000 botellas) incluye en torno al 20% de riesling. Este vino destinado a evolucionar en botella se elabora con los mejores vinos de la bodega que realizan una crianza de unos ocho meses con sus lías en tanques antes del embotellado. Para Carrero, la variedad germana tiene la virtud de no tapar a la reina blanca local y acompañarla bien en la copa.
Berroja exporta en torno a un 10% de su producción, con Estados Unidos como principal mercado de la mano de Olé Imports. La bodega permite combinar catas y visitas guiadas con experiencias gastronómicas y recorridos turísticos por pueblos costeros de la zona o paseos en barco.