Situada en los aledaños del río Duero en Rueda, Bodegas Menade es el proyecto que los hermanos Sanz, sexta generación de viticultores y bodegueros, establecieron en esta zona en 2005.
Marco en la viticultura, Richard en la elaboración y Alejandra en la parte comercial y de comunicación son los tres pilares de esta bodega centrada en la elaboración de verdejo ecológico y muy concienciada con el respeto al medio ambiente tanto en el campo como en bodega. “No vamos a salvar el mundo, pero lo cuidamos”, dice Richard.
En el viñedo, ubicado a más de 700 metros sobre el nivel del mar, buscan el equilibrio entre la poda y la cubierta vegetal. Han sustituido el cobre y el azufre por infusiones biodinámicas y están haciendo calicatas para identificar las carencias del suelo e introducir plantas que lo oxigenen y hagan de abonos naturales. Defienden la lucha biológica contra enfermedades de la madera: tras la poda limpian las cepas y el suelo con ozono y tratan con trichoderma, un hongo que se multiplica con rapidez y previene frente a posibles ataques. El ozono también se está empezando a utilizar durante el ciclo vegetativo como desinfectante natural de hongos y bacterias.
Menade es pionera en la introducción de un sistema de árboles móviles que se transportan en remolque por sus 195 hectáreas de viñedo con el fin de atraer a insectos y aves. Cuentan también con un jardín de polinización u “hotel de insectos” que mejora la biodiversidad de la zona.
En la bodega, decorada con gusto, mucho material reciclado y un mural pintado a tiza (“power point de bajo consumo”, según Richard) que explica de forma didáctica las etapas de la elaboración de sus vinos, la filosofía es similar. Se fermenta con levaduras propias y se trabaja con gran diversidad de recipientes: tinajas, barricas usadas de 500 litros, foudres y tinos de 5.000 litros de roble francés. También se apuesta por los tapones Diam, uso de cera en lugar de cápsulas y botellas ligeras.
Además de la bodega de producción con vistas al viñedo, los hermanos Sanz han restaurado la bodega familiar del siglo XIX en La Seca, con sus características galerías subterráneas que ahora acogen el botellero, así como barricas y tinajas con algunos de sus vinos.
Con una filosofía de mínima intervención, Menade produce en torno a un millón de botellas anuales. Su gama central consta de cuatro etiquetas ilustradas con animales que cohabitan con el viñedo. La liebre es la protagonista del Menade Verdejo (700.000 botellas, 8,90 €) que procede de cepas de entre 20 y 25 años. En el caso de los dos sauvignon blanc, la versión seca (9 €) se ilustra con un galgo en la etiqueta, y la dulce (9 €, 50cl, resultado de una vendimia tardía para concentrar los azúcares) con un erizo. Por último, Nosso (22.000 botellas, 11,50 €), representado con un caracol, es un verdejo natural sin sulfitos añadidos, fresco y untuoso gracias a su crianza de cuatro-cinco meses con lías.
Todos los blancos están acogidos el indicativo VT Castilla y León. También hay un tinto de reciente aparición, Clandestino (7 €), que se comercializa sin indicación geográfica. Elaborado sin sulfitos, se surte de cepas centenarias de tinta de Toro cultivadas en los municipios de Morales de Toro y La Bóveda de Toro.
La gama alta arranca con La Misión (22,50 €), la versión renovada del antiguo V3. Se elabora con cepas centenarias plantadas en suelos arenosos, un material vegetal que se ha utilizado luego en nuevas plantaciones. Según Richard, la suvas de este clon al que llaman verdeja, “son más pequeñas, los racimos más ovalados y, por su piel más gruesa, más resistentes a enfermedades como la botrytis”. El vino se cría parte en tinas, parte en barricas de 500 litros y parte en tinajas durante 10 meses.
En los últimos tiempos se han añadido otras dos referencias que recuperan las elaboraciones tradicionales de la zona y que se elaboran sin sulfitos añadidos. Si Sobrenatural (48,75 €) explora los largos envejecimientos de antaño con una crianza de 30 meses en tinas y barrica de roble usadas, Adorado (60 €) recupera el trabajo bajo velo por el sistema de soleras que continuaban su crianza de manera oxidativa. Se ha realizado una primera saca en 2018 para reactivar este sistema de crianza dinámica en una solera que data de 1967.
La bodega tiene una atractiva oferta enoturística. Los visitantes pueden acercarse libremente a su tienda y wine bar La Cantina (abre de jueves a lunes de 12:30 a 18:00; los domingos de 12:00 a 15:00) u optar por distintos recorridos: bodega histórica, bodega de elaboración, tour conjunto o la visita especial “La Custodia” que permite catar la gama de vinos al completo y maridarla con tapas elaboradas con productos de cercanía.
