Ubicada en Entrena, a tan sólo 13 kilómetros al sur de Logroño, Finca Los Arandinos es un proyecto vinícola global que aúna bodega, hotel con spa y restaurante. Al frente está Roberto Guillén, aparejador de profesión, que en 2005 retoma la tradición vitivinícola de la familia de su mujer en el municipio y acaba planteando este ambicioso desarrollo. Inaugurado en 2007, el edificio es obra del arquitecto riojano (y también elaborador en Quel, Rioja Baja) Javier Arizcuren, mientras que 10 de su 14 habitaciones (algunas con una muy particular “desconstrucción” del baño) fueron diseñadas por David Delfín.
La interacción entre bodega y hotel es especialmente llamativa, con un comedor que literalmente se mete en la nave de elaboración y las suites situadas sobre la nave de barricas. El aligeramiento de los muros con grandes ventanales, por otro lado, y la ubicación en lo alto de una colina con fantásticas vistas a la sierra de Moncalvillo hacen que el viñedo y el paisaje estén siempre presentes.
En esta zona del valle del Iregua la huerta ha convivido con la viña, cuya tradición se hace bien patente en su barrio de bodegas. En Finca de los Arandinos se trabaja exclusivamente con viñedo propio. Son 22 hectáreas de entre 4 y 60 años situadas entre 500 y 600 metros de altitud, la mayoría con exposición norte. La producción ronda las 125.000 botellas al año, casi todas destinadas a mercados internacionales. El lugar de referencia para comprar sus vinos en Madrid es Lavinia y en España hay algo de presencia también en Galicia y Asturias.
La gama arranca con Viero, un blanco de viura criado y fermentado en tino que ofrece buena relación calidad-precio (12.000 botellas, 9 €), aunque no tanto como el tinto Malacapa (45.000 botellas, 6 €), un tempranillo con algo de mazuelo criado entre 4 y 6 meses en roble francés, que es un buen vino de sed, con fruta y nervio y que refleja la personalidad del terruño local. De corte más clásico son el especiado crianza (45.000 botellas, unos 9 € en España), y el reserva (bastante carácter de cedro) mientras que El Conjuro (16 €, 6.000 botellas), con un 10-20% de garnacha acompañando al tempranillo resulta más cálido, amplio y envolvente.
Todos los vinos llevan nombre de parajes (Malacapa o el Prado de los Arandinos donde se sitúa la bodega) o están relacionados con enclaves de la zona: Viero es una antiguo pueblo romano situado entre Navarrete, Entrena y Medrano y Conjuro es el barrio de bodegas de Entrena.
El desarrollo enoturístico de Finca de los Arandinos es uno de los más potentes de Rioja: además de distintas experiencias a medida, entre las que se incluyen rutas a caballo, también organiza para sus clientes salidas a la calle Laurel de Logroño o a San Sebastián. El restaurante Tierra, un espacio luminoso y agradable, ofrece distintos menús a precios muy razonables hasta los 55 € del menú degustación. La carta de vinos, por desgracia, se limita a las referencias de la propia bodega.