Aunque el nombre oficial de la bodega es A Tapada, todo el mundo la conoce por Guitián, la marca de sus vinos y el apellido de esta familia pionera en la recuperación de la variedad local godello. El proyecto arranca en 1985 de la mano de los hermanos Guitián bajo el liderazgo claro de Ramón quien fallecería prematuramente en accidente de tráfico diez años después dejando a Senén y Mari Carmen al frente del proyecto.
El viñedo de Guitián, de 10 hectáreas, se extiende por la finca familiar A Tapada situada en Rubiá (Ourense), en una de las zonas altas de Valdeorras que alcanza los 600 metros de altitud. Las uvas se distinguen por una acidez característica no siempre fácil de conseguir en esta zona continental gallega muy próxima al Bierzo. Esto implica asumir riesgos como las heladas primaverales que en alguna ocasión han hecho estragos en la finca y que se combaten con torres anti-helada.
Asesorado desde hace años por el equipo de enólogos formado por Pepe Hidalgo y Ana Martín, Guitián es un gran especialista en godello. Elabora en torno a 100.000 botellas anuales y trabaja la variedad prácticamente en todas sus versiones posibles: joven (unos 9,5 € en España, 80.000 botellas), con lías (12 €, 15.000 botellas) y barrica (18 €, 5.000 botellas), elaboración en la que fue pionero con la añada 1994. Con producciones más limitadas encontramos también una versión específica en barrica de acacia (unas 2.000 botellas, 23 € en España) y un vendimia tardía (24 € la botella de 50 cl.).
Otro vino particularmente interesante es el Guitián + 50 meses en botella (unos 15 €), que no es sino una partida concreta del blanco joven que se ha envejecido en botella, algo que el consumidor puede hacer perfectamente en su casa con el vino de precio más asequible de la bodega. Es una práctica muy recomendable para esta variedad que está demostrando tener una buena evolución en botella en cosechas de calidad. Merece también la pena destacar las inconfundibles y estilizadas etiquetas de estilo art decó.