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BODEGAS

Alumno aventajado en la Cía de Vinos Telmo Rodríguez, donde tuvo la oportunidad de trabajar en distintas regiones vitivinícolas, Juan Antonio Ponce regresó a su Manchuela natal para sacar el máximo potencial de los viñedos familiares de bobal, una uva tánica, adusta y alejada del circuito de los tintos de calidad. Por el camino también ha recuperado otras variedades que se cultivan en la zona como la blanca albilla y la tinta moravia agria.

La base de los vinos son unas 55 hectáreas de viñedo: 13 propiedad de la bodega, 15 de la familia y el resto arrendadas. El objetivo es que la bodega incremente la viña propia hasta las 20 ó 25 hectáreas para compensar las bajas producciones de las parcelas más viejas. También han empezado a plantar a la manera tradicional, con injerto en campo. De momento, dos hectáreas de garnacha y 2,5 hectáreas de albilla, estas últimas en Villanueva de la Jara, un municipio con interesantes suelos calcáreos situado a mayor altitud que Villamalea, donde se ha concentrado tradicionalmente el cultivo de esta variedad.

Los viñedos se benefician de la altitud (Juan Antonio define Manchuela como “la meseta dentro de la meseta”) y la buena aireación que consiguen de forma natural en la zona. No usan azufre en polvo ni tratamientos de cobre.

En el trabajo con la bobal se busca suavizar la dureza natural de sus taninos con rendimientos adecuados (y no excesivamente bajos) por planta, vendimias algo más tempranas que la media en la zona, fermentación en tinos de madera, maceraciones cortas, prensados precisos y crianza con lías gruesas que aporten cremosidad en barricas de gran formato (600 litros) y/o tinos de madera. El objetivo es, según Juan Antonio, elaborar “vinos limpios, puros, sencillos, directos y sin maquillaje”.

Desde 2017 cuentan con una nueva bodega, amplia y funcional, en Villanueva de la Jara, que ha supuesto un salto cualitativo importante. Gracias a la cámara de frío y al mayor número de cubas de fermentación, pueden ajustar mejor la fecha de vendimia y vinificar cómodamente sus parcelas por separado.

La producción actual se sitúa en unas 130.000 botellas con un 80% de la producción destinada a mercados exteriores. La bobal de entrada de gama Clos Lojén (45.000 botellas, 7,5 €) es una mezcla de diferentes viñas de suelos arcillo-calcáreos y maduración temprana que se vinifican, prensan y crían de manera independiente en tintos de madera de gran capacidad. Es uno de los tintos de mejor relación calidad-precio del país. La Casilla (unos 12,5 € en España, 12.000 botellas), en cambio, ofrece una expresión de bobal cultivada en suelos calcáreos.

Un escalón por encima está PF por “pie franco” (12.000 botellas, unos 15 €), procedente de una viña de suelo arenoso y profundo –y libre por tanto del ataque de la filoxera. Es un tinto estructurado, pero equilibrado y profundo con abundantes frutos negros y hierbas aromáticas. Los parcelarios La Estrecha y Pino (ambos con alrededor de 3.000 botellas de producción y unos 24 € en España) reflejan expresiones muy concretas de viñedos viejos (suelo granítico, La Estrecha y calizo, Pino). En general, son vinos que se benefician de un cierto envejecimiento en botella.

Desde la cosecha 2015 se elabora Las Cañadas, rosado de bobal de prensado directo que busca más mineralidad y capacidad de desarrollo en botella que fruta e inmediatez. La última novedad de la bodega, lanzada en la cosecha 2018 es Ponce (40 €, algo menos de 2.000 botellas), el nuevo top de la casa que combina 85% bobal y 15% moravia agria y representa la búsqueda de la elegancia y de un estilo más liviano en la zona, con menor graduación alcohólica y el efecto refrescante que aporta una variedad de alta acidez como la moravia agria y que se ve realzado también por los suelos de arena y piedra sobre roca caliza.

Fuera del universo bobal encontramos la garnacha La Xara (10 €), el monastrell De Paula, (20.000 botellas, 7,5 €) elaborado en sus inicios con uvas de Jumilla, pero que en la actualidad procede de un viñedo de Albacete y está acogido a DO Manchuela; y el original, floral y rústico Buena Pinta (7.000 botellas, 12 €) que recupera la moravia agria (uva de ciclo largo, poco color y grado) y la mezcla con un 15% de garnacha tinta.

Muy destacable también es el blanco Reto (11.000 botellas, 13,5 €) elaborado con la variedad local albilla, totalmente diferente de otros albillos existentes en España. Ofrece una mineralidad arrolladora, con gran acidez y notas herbáceas.

VINOS CATADOS DE ESTA BODEGA

Reto 2015 Blanco
Las Cañadas Bobal 2015 Rosado
Buena Pinta 2015 Tinto
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