Hacienda Monasterio es un proyecto de vino de finca. Sólo trabaja con sus propios viñedos que rodean la bodega y que en la actualidad suman unas 95 hectáreas. Está situada en el municipio de Pesquera de Duero, en Valladolid, cerca del monasterio de Valbuena y de Vega Sicilia, de la que llegó a formar parte en el siglo XIX. Cuando varios inversores daneses la adquieren a finales de los ochenta, pertenecía a la extensa propiedad de Dehesa de los Canónigos. En apenas dos años la bodega pasó a manos de una sociedad sevillana y en 1994 fue adquirida por un grupo de socios procedentes en su mayoría de la firma jerezana Garvey con Carlos del Río, Manuel Piñero y Francisco Guerrero a la cabeza.
Con asesoramiento de Peter Sisseck (Pingus) desde los inicios del proyecto y la presencia constante del enólogo Carlos de la Fuente, Hacienda Monasterio es uno de los proyectos más consolidados de la denominación. Sus vinos gozan de un envidiable posicionamiento de precio. El tinto central, que en la cosecha 2001 abandonó el indicativo de Crianza para comercializarse como genérico (sólo con el año de cosecha) se vende entre los 32 y 35 € en España y tiene una producción de unas 170.000 botellas anuales. Por encima están el Reserva, con producción de entre 16.000 y 21.000 botellas y en el entorno de los 50 €, y el Reserva Especial (75 €), que no se elabora todos los años, y del que se hacen unas 3.000 botellas. Son vinos para ocasiones especiales, concebidos para desarrollarse en botella y, especialmente en el caso del Reserva y Reserva Especial, muy aptos para la guarda.
Junto a la tinto fino (como se conoce aquí a la tempranillo) mayoritaria en la zona los tintos de Hacienda Monasterio incorporan merlot, cabernet sauvignon y malbec. Todo el viñedo se asienta en una ladera orientada al sur, el seguro perfecto para obtener buenas maduraciones en esta región de clima extremo. Cuentan con certificación ecológica. Los suelos tienen un importante componente calcáreo que marca el estilo de los vinos.
Los tintos de Hacienda Monasterio se distinguen por sus texturas aterciopeladas y buen equilibrio. La tendencia en los últimos años es buscar aún más elegancia y frescura con fermentaciones más rápidas y extracciones más eficientes y moderadas. En 2014, la firma entró en el accionariado de Montecastro, la bodega de Castrillo de Duero, para convertirse en su accionista mayoritario.