El francés Antony Terryn es uno de los elaboradores más iconoclastas de Toro. Llegó a la región de la mano de su compatriota Jean François Hébrard, enólogo de Quinta Quietud donde realizó unas prácticas. El propio Hébrard le animó a establecerse en la zona y hoy puede decirse que Terryn se ha convertido en uno de sus más acérrimos defensores y en un auténtico enamorado de su “excepcional” patrimonio de viñedo viejo en plantación directa y/o prefiloxérico.
Bautizó su proyecto como Bendito por la acepción del término en el sentido de feliz o dichoso, que considera es el perfecto resumen de su historia de descubrimiento. Un tanto contestatario y rebelde, Terryn considera que Toro es una región excepcional con cepas recias y supervivientes: “No quiero viñas que haya que mimar; lo que se muere no es apto para sobrevivir”. Su suelo favorito es el de arena (“cuanta más mejor”) del que cree que proceden los vinos más elegantes. En este sentido, defiende la singularidad del famoso Pago La Jara situado al sur del municipio de Toro.
Trabaja unas 22 hectáreas de las que 15 son en propiedad. Es de los pocos de la zona que utiliza el cemento para fermentar parte de sus vinos. En la elaboración se define “sencillo” y reconoce “funcionar por instinto” aunque si es necesario se apoya en la técnica. Dice que los pH de la zona son muy malos y la acidez escasa pero estable; como contrapunto, considera que los taninos de Toro tienen la particularidad de ser “refrescantes”. Está convencido de la capacidad de envejecimiento de sus vinos y si se arrepiente de algo es de no haber filtrado en el pasado porque ve que de esta manera la evolución en botella es más animal.
Su Dominio del Bendito Primer Paso (unos 12 € en España) es una perfecta introducción a la zona: potente sin ser pesado, refleja la calidad de la fruta de la tinta de Toro sin dejar de mostrar su lado rústico-terroso. El más voluminoso pero muy envolvente Las Sabias (21 €) procede de viñas de más de 45 años, mientras que el top Titán del Bendito (unos 43 €) se elabora con las parcelas más viejas de cepas en pie franco del Pago La Jara y pretende ser la expresión más pura del terruño de la zona. Es un vino de gran concentración que necesita tiempo en botella.
Terryn también tiene tiempo para otros entretenimientos que comercializa fuera de DO como el rosado Perlarena, con un 20% de Syrah junto a la Tinta de Toro, y los dulces La Chispa Negra, elaborado con uvas pasificadas de tinta de Toro, y Antojo Rubio, concebido a la manera de un vin de paille y al que se destina el batiburrillo de variedades blancas de sus viñedos: verdejo, malvasía, palomino, moscatel, albillo, viura y otras uvas desconocidas.
