Es uno de los representantes más ilustres del albariño histórico y un buen lugar para hurgar en las raíces de Rías Baixas. La bodega ocupa parte del palacio de Fefiñanes, edificio renacentista ubicado en el centro de Cambados que se terminó de construir en 1621. Se tiene constancia del registro de la marca en 1928 con la misma etiqueta actual y de su presencia dos años más tarde en el banquete de inauguración del hotel Compostela en Santiago, donde precedió al tinto Marqués de Riscal.
En los años cincuenta se comercializaba con el lema “el mosela gallego”. Tiene su explicación: el abuelo de los actuales propietarios, médico, vivió en Alemania y se inspiró en los blancos germánicos utilizando la estilizada botella rin que sigue siendo una de las notas distintivas de la marca.
La tradicional dicotomía entre acero inoxidable y madera no tiene sentido en esta bodega que conserva, a modo de museo, los viejos bocoyes donde se guardaba antiguamente el vino. Fefiñanes fue de las primeras bodegas de Rías Baixas que se aventuró a trabajar la variedad albariño en madera bajo la marca 1583 (21 €), año de nacimiento del primer vizconde de Fefiñanes. Más tarde, con la cosecha 2001, vino el III Año (unos 30 €), fruto de un proyecto de crianza con lías en acero inoxidable, al que se destinan las mejores maduraciones de uva.
De estas dos etiquetas top apenas se elaboran unos pocos miles de botellas (en torno a 12.000 el 1583 y unas 6.000 el III Año). El grueso de la producción, entre 120.000 y 150.000 botellas, se corresponde con el albariño del año (12,5 €) que también se defiende bien en el tiempo y en las buenas añadas se puede guardar perfectamente entre tres y cuatro años.
La casa siempre se ha caracterizado por un estilo bastante puro y austero, con bocas finamente delineadas por la acidez. No cuentan con viñedos en propiedad, pero trabajan con unos 60 viticultores que cultivan albariño en el entorno de Cambados.
