Es una de las más prestigiosas y conocidas bodegas de jerez en todo el mundo. Fue fundada por Manuel María González Ángel, un empleado de una casa de comercio nacido en Sanlúcar de Barrameda, quien en 1835 y viendo futuro en el negocio de vinos, juntó unos ahorros con la ayuda de su tío don José Ángel de la Peña —el famoso Tío Pepe— y adquirió una pequeña bodega junto al Alcazar de Jerez donde comenzó a elaborar sus propios vinos.
El negocio floreció gracias a la exportación de fino a Inglaterra, una apuesta novedosa pero arriesgada ya que el consumo en este país estaba centrado hasta entonces en los cream y olorosos. En Londres tenía como agente a Robert Blake Byass, con quien se asoció en 1855 naciendo así la compañía González Byass. Tras la muerte de Manuel en 1887, el negocio pasa a manos de su hijo Pedro Nolasco González de Soto y tras la retirada de los Byass en 1988, la bodega hoy en día continúa en manos de la familia; su presidente Mauricio González-Gordon representa la quinta generación.
El complejo de bodegas, edificios y jardines que conforman González Byass ocupa 374.000 m2 y es visible desde varios puntos de la ciudad. Las más antiguas son La Constancia (1835), que alberga soleras fundacionales como la de Tío Pepe, iniciada por Manuel María en 1844 e ininterrumpida en todo este tiempo; y Los Apóstoles (1857) con una colección de 16 botas de cerezo del siglo XVIII compradas al Duque de Medinaceli.
Por su arquitectura destacan las bodegas de La Concha y Tío Pepe. La primera, construida para conmemorar la visita de la reina Isabel en 1862, cuenta con una impresionante cúpula metálica erigida por la escuela de Gustave Eiffel y alberga botas decoradas con las banderas de los 115 países a los que González Byass exporta vino. Bajo las cúpulas de la bodega Tío Pepe, construida en la década de los 60 del siglo XX y de estilo industrial moderno, se guardan 30.000 botas (como se denomina en el Marco de Jerez a las barricas) en las dos plantas inferiores. Un enorme centro enoturístico en la tercera planta da la bienvenida a las 230.000 personas que acuden anualmente al complejo bodeguero, el más visitado de Europa.
La bodega cuenta con 800 hectáreas de viñedo propio y 400 controladas. En ellas predomina la variedad palomino, pero todavía conserva cepas de pedro ximénez, algo poco habitual en Jerez, donde la mayoría de las bodegas traen esta uva de los viñedos de Montilla-Moriles.
Botella icónica
El buque insignia de la casa es el fino Tío Pepe (6,95 €), probablemente el vino español más conocido en el mundo gracias en parte al icono de la botella con sombrero, chaquetilla roja y guitarra que se lanzó en el centenario de la marca en 1935. Se elabora con palomino en el sistema de criaderas y solera tradicional del Marco de Jerez y pasa unos cinco años bajo velo de flor en botas de roble americano. En 2010 se lanzó una versión especial para el mercado británico de Tío Pepe en rama (14,50 €) proveniente de 60 botas seleccionadas y embotellada sin filtrar ni clarificar. Era lo más cercano a probar un fino directo de la bota sin tener que coger un avión a Jerez y su éxito fue tal que ahora se embotella cada primavera para todo el mundo, pero las existencias se agotan enseguida.
La solera de Tío Pepe también se utiliza para refrescar el amontillado Viña AB (9,20 €), que vive con flor cuatro años hasta que desaparece de forma natural y después se somete a crianza oxidativa durante otros cuatro años. La gama clásica de González Byass se completa con Leonor (23 €), un palo cortado que se lanzó al mercado en 2010 con unos 15 años de edad media; el oloroso Alfonso (8,20 €), Néctar (7,95 €), elaborado con pedro ximénez y una edad media de 10 años; Croft (9,95 €), un pale cream que se dulcifica con mostos de palomino y se destina a la exportación y Solera 1847 (6,95 €), un oloroso dulce elaborado con palomino y un 25% de pedro ximénez.
Algunas de estas soleras sirven de base para los VORS de la casa, una categoría avalada por el Consejo Regulador de la DO Jerez para vinos con una edad media superior a 30 años. Amontillado Del Duque (55 €), proveniente de las antiguas soleras del Duque de Medinaceli (que ya no permanecen en las antiguas botas de cerezo); Apóstoles Palo Cortado (55 €) que reposa en una vieja solera de 1862 creada tras la visita real a la bodega; Matusalem Oloroso Dulce (55 €) y Noé Pedro Ximénez (55 €) son reliquias embotelladas en cantidades limitadas.
González Byass es una de las pocas bodegas jerezanas que conserva vinos de añada, que no se han mezclado con otros más jóvenes en el sistema de criaderas y solera. Cada vendimia, la bodega aparta 200 botas de mostos de gran calidad de las que una mínima parte acaba embotellada como vino de añada. La primera que se lanzó al mercado fue 1963 y la última —un palo cortado que se vende a 218 € la botella— data de 1982.
Potencial de envejecimiento de la uva palomino
En 2011 la bodega lanzó una edición limitada de finos Palmas con la que ha querido “interpretar el potencial de envejecimiento de la uva palomino”, explica el enólogo y master blender de la bodega, Antonio Flores. Para la saca de 2014, la bodega invitó al periodista británico Jamie Goode a seleccionar, junto con Flores, de entre 150 botas aquellas que se distinguían por su limpieza, finura y delicadeza en el aroma. El resultado son cuatro vinos (12,50 € - 69,75 €) que van desde los 6 a los 45 años de edad que se embotellan en rama en formato de 50cl y que son la más alta expresión del fino jerezano.
González Byass también cuenta con una producción importante de brandies y una tonelería propia desde la que surten botas envinadas con jerez a casas de whisky escocés como Macallan, a donde se envían 10.000 botas anualmente.
En los años ochenta, González Byass comenzó su expansión hacia otras zonas vinícolas de España. Hoy en día el grupo está formado por Bodegas Beronia (DOCa Rioja y DO Rueda), Cavas Vilarnau (DO Cava), Finca Constancia (VdT de Castilla), Finca Moncloa (VdT Cádiz) y Viñas del Vero (DO Somontano) además de la bodega jerezana.
Dentro de la estrategia de diversificación del grupo, González Byass estrenó en 2010 su concepto de sherry bar en Londres con la apertura de Pepito, una taberna que ha popularizado la idea de tomar tapas y jerez en la capital británica. En España el grupo cuenta con las Tabernas Tío Pepe en distintos puntos del país.