Murrieta es historia pura de Rioja y una bodega para poner en la lista de las que hay que visitar tras la rehabilitación de sus edificios históricos y, en especial de su magnífico castillo. Es la guinda de una casa que ya ha superado los 160 años y que, junto con Riscal, sentó los cimientos de lo que hoy es Rioja.
Su entrada en el siglo XXI ha sido toda una revolución gracias al tándem casi perfecto que forman el propietario Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga y la enóloga María Vargas. Todos los vinos se han redefinido desde el viñedo. Se ha moderado el protagonismo del moderno Dalmau (48 €) para que el gran reserva Castillo Ygay, que se elabora desde 1877, vuelva a ser la gran estrella. La separación se ha hecho más acusada con la nueva etiqueta de Dalmau que apuesta por una atrevida y moderna tipografía. Y el precio de Castillo Ygay no ha parado de subir en las últimas cosechas (en torno a los 75 € en España).
Se ha establecido el estilo del blanco Capellanía (19 €) como un vino de envejecimiento en barrica y capacidad de guarda, pero cada vez con menos recuerdos oxidativos debido a la vuelta al mercado del mítico Castillo Ygay Blanco. La primera edición del siglo XXI es un 1986 que pese a sus 22 años de envejecimiento en barrica está sorprendentemente joven. A 495 € la botella, es el precio más alto que se ha pedido hasta la fecha por un blanco español.
Según María Vargas, “la viura es una variedad muy particular y hay condicionantes cuando toca la barrica que ejercen un efecto multiplicador de complejidad”. La enóloga compara estos vinos de larguísimas crianzas en barrica con los deportes extremos, ya que están “en el límite de lo que la enología puede hacer”. El vino empieza su envejecimiento en barrica nueva y progresivamente va pasando a barricas cada vez más usadas disminuyendo progresivamente los trasiegos y rellenando desde otras barricas hasta su paso a depósito de hormigón donde estuvo seis años antes de su embotellado en 2014. Sus predecesores fueron las cosechas 1970 y 1978 y de este 1986 hubo un embotellado anterior de solo 100 unidades. La firma quiere hacer valer su fama de especialistas en vinos que aguanten el paso del tiempo.
Marqués de Murrieta Reserva (16 €, un millón de botellas) debe reflejar la personalidad de cada nueva añada en la extensa Finca Ygay, que con 300 hectáreas y 200 de viñedo, es la propiedad más grande destinada a un único proyecto vinícola que existe en Rioja. Pero en los últimos años el estilo está cambiando para dar más protagonismo a la fruta y a la expresión del terruño y suavizar notablemente el carácter de la crianza en barrica. El coupage también se ha hecho más flexible para dar entrada a una mayor cantidad de garnacha y graciano como ha ocurrido por ejemplo en la cosecha 2012.
La modernización del reserva ha dejado espacio para un vino que refleje una mayor expresión de crianza. Marqués de Murrieta tiene un gran reserva que de momento solo se comercializa en exportación pero que estará también presente en España a partir de 2017. Se elabora a partir de una selección de los vinos con mayor capacidad de envejecimiento entre aquellos destinados al reserva.
En 2016 se lanzó también un rosado moderno que no tiene nada que ver con el que se hizo históricamente en bodega. Se elabora con la mazuelo más alta de la finca y se presenta en una lujosa botella diseñada ad hoc para el vino (unos 33 € en España).
El ideal del fundador Luciano de Murrieta de elaborar un rioja de propiedad y de finca siguiendo el modelo bordelés del château está más a salvo que nunca. Desde que en 1852 realizara el primer envío de vinos finos de Rioja al extranjero (Cuba fue el destino), hoy Murrieta exporta más del 60% de su producción a 75 países en todo el mundo.
La familia Cebrián cuenta también con otra bodega en Rías Baixas. Ver información sobre Pazo de Barrantes aquí.