La familia Mendoza apostó desde la década de los ochenta por la elaboración de vinos de calidad en Alicante. Y como muchos otros productores que seguían este empeño en regiones menores para los tintos (léase casi todas menos Rioja y Ribera del Duero), recurrieron a las variedades foráneas. Los Mendoza fueron de los primeros en trabajar con syrah en España y, por supuesto, plantaron merlot y cabernet sauvignon. También pinot noir y petit verdot. La única concesión local eran los moscateles dulces tan tradicionales en la zona de La Marina, cercana al mar. De hecho, la bodega de envejecimiento está situada en Alfàs del Pi, sólo a seis kilómetros al norte de la muy turística ciudad de Benidorm. Pero la de elaboración se encuentra en Villena, en la Finca Chaconero donde están ubicados los viñedos, a casi una hora de coche hacia el interior de la provincia.
El prestigio de la bodega se ha construido sobre etiquetas como el Reserva Cabernet Shiraz (14 €) o el Shiraz (14 €), ambos de clara inspiración australiana y expresión mediterránea hasta la médula. Y, muy en especial, del Santa Rosa (€22, originariamente un coupage de cabernet con merlot y syrah, al que posterioremente se añadió monastrell), prácticamente el único tinto de Alicante que conseguía estar en la década de los noventa en las selecciones de mejores vinos de España, gracias a su elegancia y equilibrio.
El acento en los últimos años se ha trasladado hacia la uva autóctona monastrell que ha impregnado toda la gama de tintos, desde el monovarietal de entrada de gama La Tremenda, que se vende en su mayor parte fuera de España, a excelentes vinos de parcela como el fragante y expresivo Estrecho (24 €), elaborado con un viejo viñedo en vaso del Paraje de la Pipa (Villena) asentado a 700 metros de altitud en suelos arenosos muy pobres; y el más reciente Las Quebradas (22 €), que ofrece una expresión especialmente mineral. La parcela está a 500 metros sobre suelos pobres y pedregosos con presencia de caliza que dan una mayor maduración frutal y sensaciones algo más calientes.
Existe una versión de tinto dulce de elaboración artesanal y producción limitada que se elabora a partir de racimos sobremadurados en la planta, de alta concentración y potencia. Un mundo radicalmente opuesto al fragante, floral y seductor Moscatel de la Marina (9 €), que se elabora con encabezado de alcohol, y al más serio Moscatel de Mendoza (12 €) que añade la complejidad de la crianza en barrica.
La bodega está muy volcada en difundir la cultura del vino y en la realización de eventos y actividades de enoturismo. Recientemente ha creado Mendoza’s Experiences, tres días consecutivos de actividades en bodega a un precio especialmente reducido. En clave de exclusividad ofrece la llamada Premium Experience, que permite a los aficionados crear su propio vino a lo largo de un día con el enólogo Pepe Mendoza.
