Propiedad del grupo Raventós Codorníu, la bodega está enclavada en el magnífico monasterio de Poblet, en pleno corazón de la DO Conca de Barberà al sur de Cataluña. Antiguamente dedicada en exclusiva a la elaboración de pinot noir –parecía una cosa lógica por la conexión cisterciense y el origen de esta orden religiosa en Borgoña–, se ha dado un giro de 180 grados para centrarse en el trabajo con uvas locales, notablemente la tinta autóctona trepat (variedad de ciclo largo, escasa tanicidad y estructura, pero gran acidez y marcado carácter especiado) que vive un importante renacimiento en la zona y que desde 2004 se elabora cada vez más como monovarietal en versión tinta.
En su nuevo acercamiento a la trepat y a los vinos de la Conca de Barberà, Codorníu ha aplicado gran parte de la filosofía desarrollada por Ricard Rofes en Scala Dei (Priorat). De hecho, el proyecto enológico de Abadía Poblet está liderado por un discípulo de Rofes, Jaume Pujol, quien aquí también utiliza prácticas como la fermentación con raspón y la crianza en cemento y foudres de roble. Se ha hecho un minucioso trabajo para identificar viñedos viejos en orientaciones frescas y a cierta altitud. Los suelos combinan perfiles calcáreos y otros más marcados por una combinación de llicorella y arcilla.
La nueva gama de vinos presentada a mediados de 2017 incluye tres etiquetas. El Abadía Poblet Blanco (4.000 botellas, 18 €) es un coupage de 90% macabeo y 10% parellada vinificada con pieles y ambas fermentadas y criadas 12 meses en cemento. El brisado de la parellada da complejidad y tostados de las pieles, mientras que la macabeo aporta consistencia y abundantes notas de fruta blanca. A partir de la cosecha 2016 se ha incorporado un segundo viñedo situado a 700 metros de altitud que aporta más frescura y mayor carácter de hierbas aromáticas. También cambia la elaboración con un 50% del vino criado en cemento y otro 50% en foudre.
El Abadía Poblet Tinto (13.000 botellas, 19,5 €) es un coupage con un 40% trepat y partes iguales de garrut (monastrell), garnacha y ull de llebre (tempranillo). La trepat y la garnacha se trabajan con raspón y se combina la crianza en foudres (para la trepat y la garrut) con cemento en el caso de garnacha y tempranillo. Es un vino de estructura media en el que la trepat lleva la voz cantante y domina aromáticamente la mezcla.
Por último, La Font Voltada (1.200 botellas, 43 €) es un monovarietal de trepat procedente de un viñedo de tres hectáreas situado en el municipio de Sarral entre los 500 y 550 metros de altitud con suelos calcáreos y abundante presencia de arcilla. Para elaborar el vino se seleccionan las parcelas con cepas más viejas, algunas centenarias. Expresividad máxima aquí y carácter muy fragante (pimienta blanca, granada, lavanda, romero, cereza roja) con gran pureza y definición de sabores, jugosidad y persistencia. El nombre hace referencia a una fuente que había en la zona; el término catalán “voltada” quiere decir vallado o cercado.
Todos los vinos se trabajan con levaduras naturales y se someten a un ligero filtrado antes del embotellado. La pequeña y encantadora bodega no está abierta a visitas de momento, pero los vinos pueden adquirirse en la tienda del monasterio y en la tienda online de Codorníu.